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| Tomado de es.hereisfree.com |
Al hablar de didáctica
del lenguaje, es de vital importancia promover la reflexión en torno a qué
perspectivas subyacen y condicionan las practicas en la escuela, cómo esto se
manifiestan en las interacciones docente-estudiante y cuáles son los elementos
presentes en las mismas. Como ya lo hemos dicho, la didáctica de la
lengua así como la didáctica en general deben estar orientadas, entonces, hacia la reflexión y la transformación de ese
quehacer pedagógico en torno a la perspectiva del lenguaje como práctica social
que ejerce un papel relevante en todos los escenarios de la cultura y que, por lo tanto, debe conducir a los y las
docentes hacia la reflexión crítica frente a qué se está enseñando y
aprendiendo en términos de lenguaje, cómo se están llevando a cabo estos
procesos, cómo se da la construcción de ese objeto de saber en la interacción
maestro-estudiante, cuáles son los fundamentos epistemológicos que subyacen a dicha construcción y qué implicaciones va a tener este conjunto
en dichos escenarios.
Esto nos lleva a pensar
y repensar nuevamente en cómo se están desarrollando los procesos de formación
de maestros en nuestro país, ¿realmente estos procesos están posibilitando la reflexión crítica o simplemente se reducen al mero conocimiento, muy
vago por cierto, de algunos presupuestos pedagógicos que históricamente han
sido aceptados y validados y de otros más recientes que, en muchas ocasiones,
suelen manejarse desde el discurso mas no tienen una repercusión significativa en
el interior de las aulas?
En este sentido, se
hace necesaria una revisión y transformación de estos procesos, una transformación en la que realmente el lenguaje juegue un papel fundamental en la escuela y en
la que dicho papel sea acorde a la
importancia que éste tiene en el desarrollo cultural del ser humano, que deje
de lado esa perspectiva estructuralista que sigue aún tan marcada en las
prácticas y que, en el caso de los procesos de comprensión y producción
textual, vaya mucho más allá de una visión fragmentada de los textos
narrativos, que si bien enriquecen el trabajo en el aula e incluso pueden
motivar hacia la lectura, no son los únicos ni son aquellos que exclusivamente permiten
acceder a mayores niveles de abstracción, apropiación de conocimientos y
posicionamiento frente a situaciones y/o problemáticas que se presentan en la
sociedad.
En medio de este
panorama, por ejemplo, es increíble que los maestros, en sus programas de
pregrado, no reciban una formación básica y fundamentada en el desarrollo de
competencias discursivas, más increíble aún, que los maestros de lengua
castellana en su formación no tengan acceso al conocimiento de distintas
perspectivas para el estudio del lenguaje y que por ello terminen reproduciendo
practicas centradas en la gramaticalidad y desconociendo, en los procesos de comprensión y producción
textual, los aspectos socioculturales e ideológicos que hacen parte del
semántica del enunciado; peor aún, que no se posibiliten espacios para
proponer, elaborar y reelaborar maneras de llevar este “saber sabio” sobre el
lenguaje al alcance de los estudiantes y que no se incluya un componente de
fundamentación epistemológica en los procesos de transformación de la calidad
de la educación. Afortunadamente, a la par encontramos maestros comprometidos que asumen el reto de leer y escribir en la escuela, cuyas experiencias innovadoras y enriquecedoras en los distintos niveles educativos compartiremos a través de linguomanía.
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| Tomado de www.santigoturismo.com |
Tomado de la reseña "Realidades y Retos de la Didáctica del Lenguaje
en la Educación Colombiana" de mi autoría, basada en la lectura del artículo
en la Educación Colombiana" de mi autoría, basada en la lectura del artículo
“Objeto, Modalidades y Ámbitos de la
Investigación en Didáctica de la Lengua”
de Anna Camps y del Capítulo II de la publicación
de Anna Camps y del Capítulo II de la publicación
“¿Para qué y por qué
se lee y se escribe en la universidad colombiana?
Un aporte a la consolidación
de la cultura académica en el país”,
este último, producto del proceso de
investigación financiado por Colciencias
en el que participaron 17
universidades públicas y privadas del país.
Beatriz Parra
Beatriz Parra


Comparto totalmente tu comentario sobre los graves problemas que se enfrenta al confrontar lo que los maestros hacen, mayoritariamente, en las aulas, con los avances teóricos al respecto. Sin embargo, hay que buscar, analizar y mostrar esas prácticas transformadoras, de maestros comprometidos, para que en nuestros discursos también se puedan leer las vías posibles de cambiar este trágico paisaje.
ResponderEliminarEstamos en ese proceso de búsqueda y en otros escenarios como las publicaciones del Grupo de Investigación en Pedagogías de la Lectura y la Escritura de la Universidad Javeriana de Bogotá y en los Cafés Pedagógicos realizados en la Biblioteca Departamental hemos encontrado experiencias interesantes que vale la pena difundir, espero pronto estar publicando al respecto y también sobre otros acercamientos con los que me encuentro en mi proceso de acompañamiento a maestros en ejercicio.
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