El documento que se reseña a continuación corresponde a una ponencia de Gladys
Jaimes Carvajal y Blanca Bojacá, miembros del Grupo de investigación “Lenguaje, Cultura e Identidad” de la Red Colombiana para la
Transformación de la Formación Docente en Lenguaje, la cual fue presentada
en el VI Encuentro Iberoamericano de
Colectivos Escolares y Redes de Maestros; en ella socializan las percepciones y
conclusiones del grupo frente a su experiencia en los procesos de
sistematización de las prácticas de aula relacionadas con la enseñanza y el
aprendizaje del lenguaje y su incidencia en la transformación de las prácticas
de los docentes y sustentan la importancia de establecer un punto de encuentro
entre la teoría y la práctica como fundamento para la construcción de conocimientos
pedagógicos y didácticos, planteamientos que comparto con las autoras.
Desde la investigación en didáctica de la lengua
materna y, específicamente, desde la perspectiva del grupo de investigación, la
sistematización es entendida como un proceso orientado hacia la construcción
estructural de un fenómeno, en este caso particular, de cómo se llevan a cabo
las experiencias pedagógicas y didácticas relacionadas con el lenguaje como
objeto de conocimiento, con el propósito de ser descritas, comprendidas,
analizadas y transformadas, para lo cual es indispensable tener en cuenta tanto
las finalidades como las intencionalidades de una mediación específica y otros
aspectos relevantes como quiénes intervienen, cuál es su participación en el
proceso y las características del contexto, entre otros.
Es fundamental reconocer que el desarrollo de procesos
de sistematización de las prácticas de aula posibilita la construcción de unos
saberes propios del quehacer docente relacionados con la selección de experiencias significativas y su documentación, la caracterización el contexto de realización de la experiencia, la
identificación de los esquemas de acción (qué se hace y cómo se hace), la caracterización
de los problemas de aprendizaje y el establecimiento
de un dialogo entre la teoría y la práctica.
Así mismo, al constituirse como una actividad investigativa, la
sistematización permite a los docentes el desarrollo de competencias de investigación
desde la perspectiva de la práctica reflexiva, dichas competencias se
relacionan con las distintas fases de un proceso de investigación como lo son
la identificación y sistematización de un problema y el diseño de un proyecto a
partir de éste, la identificación de categorías de análisis que permitan
comprender y explicar el problema; la realización de un estado del arte, desde
la pedagogía y la didáctica, sobre el problema que se identifica y la propuesta
de actividades interrelacionadas que contribuyan a la comprensión del problema
y sus distintas relaciones y, además, las competencias para sustentar dicho
problema, generar resultados y elaborar un informe de investigación.
En ese sentido, puede decirse que por un lado, la
sistematización propiamente dicha responde a las preguntas sobre el qué se hace, cómo se hace, por qué se
actúa de esta manera y qué finalidades se persiguen en términos de los
aprendizajes escolares y que, por otro lado, su carácter investigativo responde
a las preguntas sobre cómo resolver el problema identificado y con cuáles
procedimientos metodológicos se pueden lograr su compresión y la transformación
de las prácticas relacionadas con él.
Por ello, la sistematización como proceso de
investigación y reflexión sobre la práctica se desarrolla en tres fases:
planificación, ejecución y autorreflexión o reflexión en colectivo; y su
implementación posibilita a los docentes “tener mayor grado de conciencia sobre
sus creencias, conocimientos y competencias profesionales y, en general, mayor
experticia sobre la teoría y la práctica” (2009:7).
Finalmente, cabe resaltar que debido a que la
sistematización requiere y promueve el trabajo colaborativo, la conformación de
redes de maestros constituye una estrategia fundamental para el desarrollo de
estos procesos de investigación y para la construcción y divulgación de
conocimientos pedagógicos y didácticos.
De esta manera, las autoras exponen y sustentan la
importancia de lo que denominan “el
diálogo entre investigación y práctica” en los procesos de sistematización,
razón por la cual, la práctica reflexiva constituye un eje articulador de la
organización curricular y la investigación pedagógica y didáctica.
Beatriz Elena Parra Ortiz
Mayo de 2014